Dr. Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo
Presidente del Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza.
El pasado sábado 14 de marzo, se cumplieron 30 años de la muerte del Dr. Félix Rodríguez de la Fuente.
Durante ocho años, entre 1972 y 1980, traté bastante con Félix. Me sorprendía su facilidad para “leer” en el monte (es decir, interpretar los rastros y señales de los animales salvajes), en los páramos del Refugio de Montejo y su entorno; que fue propuesto por él, en las hoces segovianas del Riaza, donde hemos censado una de las colonias de buitres más grandes de Europa, y sin duda la mejor estudiada.
El niño que aparece dando la mano a D. Juan Carlos de Borbón (entonces Príncipe y actual Rey de España) es Jesús Hernando Iglesias, ahora guarda de WWF España en Montejo.
Como no pocos han escrito, si Félix aún viviera, quizás a él le respetasen más; quizás no se habrían atrevido a plantear proyectos de uso público tan agresivos como algunos de los relacionados con el parque “natural” (que paradójicamente tenía la conservación de esos parajes como su finalidad prioritaria, tal como recordaron los informes jurídicos del Defensor del Pueblo –al que no hicieron caso, y ni siquiera contestaron-, y ahora del Procurador del Común); quizás tampoco estuvieran algunos ignorando –o despreciando, o combatiendo- un trabajo inmenso y noble al que deberían estar agradecidos.
Félix murió el día de su cumpleaños, con tres personas más, en el blanco lugar que había considerado “tan hermoso para morir”. Murió cuando estábamos inmersos en uno de los conflictos más largos y crueles que ha sufrido la historia del Refugio de Rapaces. Él era casi la única persona influyente que entonces nos apoyaba, y su pérdida hizo aún más difícil la conservación de esos parajes que él amaba tanto. Si finalmente se logró, contra todo pronóstico, fue gracias al inmenso esfuerzo (sacrificado, permanente y anónimo) de muchísima gente. Casi treinta años después, muchas de esas personas continúan dedicando a esas tierras, a cambio de nada material, gran parte de sus vidas. Y mientras Dios lo permita, procuraremos seguir defendiéndolas.
Félix era magistral dando conferencias; no he conocido a nadie capaz de mantener a todo el mundo pendiente de sus palabras, durante horas, como él lo hacía. Pero sobre todo, en el campo Félix se entusiasmaba como un niño, con una ilusión contagiosa que resultaba inaudita en un adulto; y tengo bastantes motivos para creer que era auténtica. Aún estamos a tiempo de evitar que muchas de aquellas tierras pierdan su esencia, su singularidad, su espíritu indómito y salvaje, en nombre de la burocracia y de la “conservación”. Quizás algún día saquemos del olvido, tal como proponen Javier Ortega y Elías Gomis y otros, bastantes datos y anécdotas todavía inéditos sobre Félix, relacionados con el Refugio castellano donde él encontró “un pedazo de felicidad”; y sobre otras personas que también se enamoraron de estos parajes, y de su historia increíble y bella.
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* Para conocer y profundizar en la historia de este paraíso natural, os recomiendo que veais este documental.
El Guardian de Montejo (TVE) en Yahoo! Vídeo
*Desde aquí agradezco al Dr. Fidel José Fernández su inestimable colaboración y amistad.
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